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Vestidos y alborotados: el desplante del Senado federal

Published at El Nuevo Día Vestidos y alborotados. Así se quedaron los cinco ponentes (incluido el autor de esta columna) convocados a ofrecer testimonio en la vista de status convocada para hoy por la Comisión de Energía y Recursos Naturales del Senado federal. La vista quedó fulminantemente cancelada porque los republicanos en el Senado la…

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Vestidos y alborotados. Así se quedaron los cinco ponentes (incluido el autor de esta columna) convocados a ofrecer testimonio en la vista de status convocada para hoy por la Comisión de Energía y Recursos Naturales del Senado federal. La vista quedó fulminantemente cancelada porque los republicanos en el Senado la detuvieron.

¿Y por qué? Porque el Partido Republicano de Donald Trump no le va a dar paso a ningún proyecto de status que incluya la estadidad. Y los dos proyectos de ley sobre los que iba a girar la vista convocada para hoy (S. 2944 y S. 3231) proponen la celebración de un plebiscito federal que incluye la estadidad entre las fórmulas a ser presentadas a los puertorriqueños.

Sobre el desplante me parece pertinente hacer las siguientes cuatro observaciones.

Primera Observación: Mientras el Partido Republicano continúe bajo el hechizo de Donald Trump y sus hordas de extrema derecha no habrá la más mínima posibilidad de estadidad para Puerto Rico. ¿Por qué? Porque la admisión a la Unión de una nación caribeña, latinoamericana e hispanoparlante es totalmente incompatible con el racismo y la xenofobia que sirve de pegamento ideológico a los insurreccionistas del “Make America Great Again” (MAGA) que Trump encabeza.

Tan aplastante es el poderío ideológico del trumpismo dentro del Partido Republicano que el virus anti-estadista ha infectado inclusive a sus voces más moderadas.

Ahí que el líder del caucus republicano en el Senado, Mitch McConnell, declarara a los cuatro vientos que la idea de admitir a Puerto Rico a la Unión forma parte de la “agenda socialista” de los demócratas (“full-bore socialism”) y que mientras él esté al mando de su delegación la estadidad no va para ninguna parte. Tan visceral es el rechazo a la admisión de la isla que Ron DeSantis echó para atrás su respaldo a la estadidad en plena campaña primarista en New Hampshire, por miedo a Trump. Y por eso el candidato republicano al Senado por Pennsylvania, Dave McCormick, desde ya ha dicho que se opondrá a la admisión de Puerto Rico.

El que quiera estar de buenas con Trump en el Partido Republicano ya sabe lo que tiene que hacer: oponerse a la estadidad para Puerto Rico (y el Distrito de Columbia). Y eso lo sabe el liderato republicano en el Congreso, las gobernaciones y las legislaturas estatales hoy radicalizado e irreconocible si se compara con los expresidentes republicanos Gerald Ford y George H.W. Bush, quienes desde la presidencia abogaron abiertamente por la estadidad. (Consúltese la Declaración del presidente Ford de 31 de diciembre de 1976 y el Mensaje de Situación del presidente Bush de 9 de febrero de 1989).

Sin embargo, el problema no es únicamente Trump. Por ahí también está el senador demócrata Joe Manchin (presidente de la comisión con jurisdicción sobre Puerto Rico) quien con tal de descarrilar la estadidad ha llegado a decir que la admisión de Puerto Rico requeriría una enmienda constitucional y un referéndum en los 50 estados, lo cual la Constitución claramente no requiere.

Segunda Observación: Mientras la incompetencia y corrupción sigan campeando por sus respetos en cuanta agencia de gobierno hay por ahí (incluyendo las privatizadoras mediocres como LUMA) la turba trumpista tendrá la excusa perfecta para ponerle el pie a la estadidad.

Tercera Observación: El desplante del Senado le cae como anillo al dedo a Jenniffer González y al Partido Nuevo Progresista que ahora cuentan con la excusa perfecta para exigirle al gobernador que convoque a un sexto (e inútil) plebiscito criollo con el único fin de amarrarse a la estadidad de cara a la elección de noviembre. Plebiscitos criollos ya hubo en 1967, 1993, 1998, 2017 y 2020. ¿Y qué pasó? Nada. ¿Será distinto esta vez? No.

Cuarta Observación: Con el desplante de hoy también cobrará fuerza entre los ideólogos de la anexión la tentación de abrazarse al territorio incorporado, lo que constituiría un grave error estratégico y sería visto como una indignidad por los estadistas que genuinamente detestan la colonia en cualquiera de sus modalidades.

Conclusión: Ni el Congreso ni la Casa Blanca harán nada con el status hasta que sea absolutamente necesario para ellos y sus más vitales intereses geopolíticos.

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