Corría el año 1980. Y una de las campañas más reñidas en la historia de Puerto Rico llegaba a su final. Se enfrentaban, por segunda vez, Rafael Hernández Colón y Carlos Romero Barceló. El primero buscaba regresar a la gobernación y el otro quedarse en el poder.
La contienda estaba tan pareja que el día antes de las elecciones, Hernández Colón pautó un anuncio de página entera en El Mundo pidiéndole el voto a los independentistas: “Un voto por Rubén es un voto que le restas a la lucha contra Romero y su estadidad. Por eso, no botes tu voto. Defiende lo nuestro y tumba a Romero y su estadidad votando Popular.” (Véase El Mundo, 3 de noviembre de 1980 a la pág. 11-A). Populares que me leen tomen nota. En el 2024, votar por Jesús Manuel Ortiz es botar el voto.
Si bien en 1980 el voto útil para derrotar a Romero Barceló y su ganga era votar por Hernández Colón, hoy el único voto útil para tumbar a Jenniffer González y su ganga de corruptos es el voto por Juan Dalmau. Tan sencillo como eso.
Porque a Puerto Rico le urge un gobernador que piense en oraciones completas, que tenga la correa bien puesta en su sitio y que sepa lo que tiene entre manos. Y Jesús Manuel, muy a pesar de su hombría de bien, no es esa persona.
¿Y será verdad lo que sugirió un buen amigo popular que es un “descaro” de Juan Dalmau pedirle el voto a los populares? ¿Pero eso no fue lo que hizo Hernández Colón en 1980 con los independentistas? ¿Y no fue eso lo que hizo Luis Muñoz Marín en 1940 cuando le pidió el voto a los militantes de la mogolla tripartita? ¿Y no fue eso lo que hicieron con gran éxito Emmanuel Macron en Francia (2017 y 2022), Luis Abinader en República Dominicana (2020 y 2024), Álvaro Uribe en Colombia (2002 y 2006) y Barack Obama (2008) en los Estados Unidos? ¿Y no es eso lo que está haciendo Kamala Harris quien hoy le está pidiendo el voto a los republicanos que sirvieron bajo Donald Trump y a quienes ella tanto ha atacado?
Pedirle el voto a los populares no es ningún descaro. Todo lo contrario.
También habrá otros buenos amigos populares que albergan la duda de si votar por Juan Dalmau es traicionar al Partido Popular. Quienes único han traicionado al Partido Popular han sido quienes más recientemente lo han presidido, siempre de rodillas, haciendo causa común con el PNP, gravitando bochornosamente hacia la derecha, e incapaces de luchar contra la corrupción.
Son los que prometen y nunca cumplen. Prometieron que bajarían el IVU al 6.5% y lo subieron al 11.5%. Prometieron que con la emisión de bonos de $3.5 billones de marzo del 2014 salvarían la liquidez y finanzas del país y lo que hicieron fue acabar de quebrar a Puerto Rico. Prometieron que no tocarían el arbitrio a la gasolina y lo subieron. Prometieron que derogarían el Código Electoral y no hicieron nada. Prometieron que defenderían el derecho libertario de las mujeres a su autonomía reproductiva para luego acusar de asesinas a las que osaran ejercer su derecho a la intimidad. Prometieron que lucharían por la Universidad de Puerto Rico y la saquearon. Prometieron una lucha sin cuartel contra la corrupción mientras permitían que los alcaldes populares de Sabana Grande, Barceloneta, Guayama, Río Grande, Trujillo Alto y Aguas Buenas robaran a manos llenas. Y ni hablar del vergonzoso caso del convicto Anaudi Hernández. Prometieron a la saciedad que lucharían por un ELA no colonial y no territorial y por la Constituyente y mintieron.
¿Y ante tanta mediocridad, embuste y corrupción qué hacer? ¿Votar por Jenniffer y su pandilla de corruptos y embusteros?
Jamás.
Para los populares de bien la única alternativa es votar por Juan Dalmau.
¿Por qué?
Porque se impone la obligación patriótica de sacar los mercachifles del templo. En tus manos amigo popular está el futuro de la Patria.
Coloquémonos del lado correcto de la historia.
Sin miedo.
Por Puerto Rico.