Así quedó el liderato de los partidos Popular Democrático (PPD) y Nuevo Progresista (PNP) tan pronto la congresista Nydia Velázquez endosó las candidaturas de Juan Dalmau, Ana Irma Rivera Lassén y Manuel Natal. De inmediato se rasgaron las vestiduras, tal cual los fariseos bíblicos, dando rienda suelta al llanto y al crujir de dientes. Y entre sollozo y sollozo vertieron sobre ella toda suerte de acusaciones, diatribas, quejas, reproches y recriminaciones.
¿Y de qué se acusa a la única mujer puertorriqueña que ha sido electa en 16 ocasiones al Congreso de Estados Unidos?
De alta traición a la memoria de Rafael Hernández Colón por el solo hecho de tener criterio propio y haber evolucionado ideológicamente. De enterrar al PPD. De sepultar al Estado Libre Asociado. De maltratar al alto procerato popular y su progenie. De ningunear a su candidato a la gobernación. De ser comunista, traidora, arrogante, grosera y entrometida. Enseguida salieron de sus escondrijos los iracundos edecanes de la alianza púrpura, parapetados detrás de una estruendosa tumbacoco, para intentar infructuosa e infantilmente de acallar la voz de la puertorriqueña con más poder en Washington y quien con ese poder ha hecho más por Puerto Rico que todos ellos juntos.
Tanto populares como penepés acusan a Nydia de entrometida. ¿De veras? ¿Y qué de la congresista trumpista de la Florida que sale por televisión endosando a la candidata del PNP? ¿Esa no es una entrometida? ¿Y por qué no acusaron de entrometida a Nydia en 1992, 1996, 2000, 2004, 2008, 2012, 2016 y 2020 cuando endosó candidatos populares? ¿Por qué no acusaron de entrometida a la entonces speaker Nancy Pelosi cuando endosó a Pedro Pierluisi? ¿O al congresista Darren Soto cuando endosó a Miguel Romero? ¿O al senador republicano Roger Wicker cuando endosó a Aníbal? ¿O al entonces senador Edward Kennedy cuando endosó a Rafael en 1980? ¿O al presidente George H.W. Bush cuando en 1989 endosó la estadidad?
¿Entrometida la hija de Yabucoa? ¿Pero quién fue la que consiguió los $17,000 millones para Medicaid? Nydia. ¿Y los $163 millones para el Caño Martín Peña? Nydia. ¿Y los $600 millones para implantar el “earned income tax credit” en Puerto Rico? Nydia. ¿Y la paridad en el “child tax credit”? Nydia. ¿Y quién sacó la cara por Puerto Rico cuando Donald Trump, en medio de la destrucción que trajo consigo María, mezquinamente nos aguantó $20 billones de fondos CDBG? Nydia. ¿Y los millones para el hospital de Vieques? Nydia. ¿Y los chavos para carreteras, pequeños negocios y restructuración energética? Nydia. ¿Y los chavos de la pandemia? Nydia. ¿Y a dónde iban a parar los populares las muchas veces que se les trancó el bolo en Washington? ¿Cuándo hubo que batallar contra el Proyecto Young? ¿Cuándo hubo que luchar por la 936? A la oficina de la que ahora con despecho acusan de entrometida.
Lo que pasa es que los ventrílocuos de Puerta de Tierra y los correveidiles del PNP se equivocaron con Nydia. Y es que Nydia ni vino a buscar chavos, ni hipotecó su cerebro ni tampoco pignoró su bolsillo. Habló de frente y de corazón, en el ejercicio de su derecho constitucional a expresarse libremente sobre el rumbo de la Patria y los peligros que se ciernen sobre su destino.
Para quienes nos preciamos de su amistad la valentía y solvencia moral de Nydia no nos sorprende. Todo lo contrario. Porque Nydia es la “luchadora de Puerto Rico,” tal y como advirtieron Chuck Schumer (líder demócrata en el Senado) y Hakeem Jeffries (líder demócrata en la Cámara federal) hace apenas unas semanas cuando se develó en el Capitolio su cuadro por ser la única puertorriqueña que ha presidido una comisión congresional desde que se inauguró el primer Congreso el 4 de marzo de 1789.
Les asiste la razón a Schumer y Jeffries. Porque en Nydia Velázquez Puerto Rico tiene una gladiadora con la falda bien puesta en su sitio. Que distinto a la cofradía de pícaros que deambula por las entrañas de la alianza púrpura, ni se rinde ni se vende