Published in El Nuevo Día: Tribuna invitada on April, 25, 2019.

A quien verdaderamente el gobernador Ricardo Rosselló le habló hoy, de forma desesperada, fue al presidente Donald Trump, a ese mismo a quien él quisiera taparle la boca de un trompazo y a quien su comisionada residente (gran ausente del mensaje de estado) apoya a ojos cerrados.

Es evidente que lo menos que hizo Trump al regresar de su idílico encuentro con Kim Jong-un en Vietnam fue concederle la tan rogada reunión a Rosselló. Y luego del ofrecimiento del trompazo ni hablar. Puerto Rico ya ni siquiera figura en la lista de asuntos sin importancia de Trump.

Y ante el desplante de Trump, el gobernador vuelve a la carga con su proyecto de estadidad. Contra viento y marea.

Tanto así que prometió otro referéndum criollo que todos sabemos no resolverá absolutamente nada.

En su mensaje, no obstante, el gobernador hizo alusión muy acertadamente a los errores que su administración ha cometido y expresó voluntad de enmienda.

Tal actitud me parecería aún más laudable si viniera acompañada de acciones específicas y contundentes.

¿Cómo cuál?

Como la de tener la humildad de escuchar a la oposición política y la sociedad civil y poder trabar con ellos una gran coalición puertorriqueña para luchar contra nuestros enemigos comunes, que son Trump, la indiferencia y prejuicio del Congreso, la dependencia económica, los buitres globales y, claro está, el coloniaje.

Gobernador sepa que dilapidar fondos públicos en otro referéndum criollo no es la solución. Todo lo contrario.

La hora de los trucos publicitarios y las acrobacias efectistas de corte electoral son las que precisamente nos han traído a este desastre.

Y de aquí no vamos a salir si no articulamos estrategias concertadas entre los actores políticos y económicos principales.

A Trump, por ejemplo, hay que enfrentarlo pero de forma estratégica e inteligente. No con marrullería impensada.

A los buitres también hay que atajarlos, impidiendo que se repita una transacción de deuda como la de COFINA con el potencial de hundir a Puerto Rico aún más de cara al futuro.

A quienes pretenden acaparar nuestro sector energético desde afuera también debemos combatir de forma responsable, en función de un plan de país que atienda las áreas grises que aún quedan por resolver en la legislación que el gobernador acaba de firmar.

Y claro Rosselló solo no podrá hacerle frente a la Junta ni mucho menos adelantar la agenda del país, tan manipulada por intereses totalmente foráneos a nuestra vida de pueblo.

Más allá de un catálogo (o shopper) de discretos logros, pronunciados con todo el histrionismo de un candidato a la reelección, el mensaje del gobernador no trazó la hoja de ruta de nuestro porvenir.

La alegada normalización del servicio de lanchas a Vieques y Culebra, el subsanar los supuestos errores presupuestarios con respecto a Centro Médico, el remendar el Código de Rentas Internas, el potenciamiento de la industria del cáñamo y los $1000 para cada niño de kínder son medidas necesarias pero no son suficientes para sacarnos del hoyanco.

Y con un gabinete débil y falto de experiencia difícilmente podrá el gobernador, por más comprometido que esté con nuestra gente, elevar a Puerto Rico a una nueva dimensión.

Bien haría Rosselló en hacer un detente, pasar revista en la soledad del bosque de sus desaciertos y convocar a las fuerzas vivas del país a un gran diálogo nacional — del cual muy podrían salir nuevas avenidas y estrategias para luchar en colectivo contra los verdaderos adversarios de Puerto Rico.

Rafael Cox Alomar

Rafael Cox Alomar